Hay veces en que olvido mi preciado silencio
y en umbral de mi voz se agolpan
"sin-motivos" por salir.
Veces en que me desanima
no tener una canción para cantar.
Otras veces logro
ahuyentar de mi mente
el ruido de la razón;
entonces,
llega a mis oídos un susurro leve,
la música más hermosa,
la del mundo real,
esa canción que cantan
las cosas al no moverse
y los seres al ser.
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