Ínfimo trozo de vida torrencial, eres, Colibrí;
perfecta manifestación del desapego y la libertad.
Volando vas sin rumbo,
cediendo con inocencia al ofrecimiento de cualquier flor,
tomando de ella lo más puro y dulce:
tan sólo el néctar de entre sus espinas;
mas no ose nunca alguna flor poseerte,
pues, si algo hay dado por hecho,
es tu absoluta independencia
y la incertidumbre misma de tu regreso.
Tomas sin compromiso.
No hay negocio ni egoísmo.
Fragilidad volante.
Tu presencia, fugaz e imprevisible,
abre la flor de mi pecho
y una sonrisa fragante
hace eco en mis adentros.
Tan pronto te vas, regreso
a mi llana cotidianidad, y pienso:
"Toma de mí todo;
bébetelo bien..."
7 de Julio 2013
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