martes, 23 de julio de 2013

Más que un adiós, acaso un reencuentro

Si cierro los ojos y callo mi voz
puedo sentirlo como el viento fresco;
en un sitio ajeno a mi imaginación
se celebra un reencuentro sublime y sin tiempo.

Tras meses de amarga resignación,
de llanto discreto, de silencios negros,
culmina el anhelo que dejó el adiós
de Raúl, tu amado, tu fiel compañero.

Ahora la muerte ya no es un ladrón
que se lleva todo, menos el miedo;
sino un instrumento de redención
que da vida eterna, a su lado de nuevo.

Ante tu presencia resplandeciente, 
aquellos a quienes tú diste la vida:
Pepe, César, Conchita, sonrientes,
te dan tiernamente la bienvenida.

Mirándolo bien, todo es alegría;
ya no hay sufrimiento ni melancolía.
Entonces, ¿porqué las lágrimas frías
bañan tu recuerdo desde mis mejillas?

¿Qué será de mí, oh madre bendita,
mi amiga sincera, mi hermosa abuelita?
Que tu amor profundo disipe mi duelo,
ahora que al hablarte, miro hacia el cielo.

A la memoria de Concepción Isabel Gómez Dueñaz, DEP 
 2:19 am 19 de Julio del 2013

1 comentario:

  1. Esa son las palabras esactoas para describir los buenos momentos que pasamos con ellos.

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