viernes, 11 de marzo de 2016

Canción del agua

El agua es en realidad tan muda.
Solamente habla a través de su movimiento.

Sin embargo, hay veces en que su canto no cesa
desde la percusión de la gota
en su confluencia con el todo
hasta la eterna cantata del río
y el estruendo catastrófico de la cascada.

Y están, por supuesto aquellas aguas quietas:
Verdosos estanques
llenos de vida sumergida.
Espejos inmutables,
interminables horizontes donde,
lejos del quedísimo adagio
de su oleaje constante,
parece perecer el sonido.

Solo a veces
en días estivos y de tormenta,
irrumpe la calma muda
aquella otra calma,
la audible cadencia de la lluvia,
y su rumor tan melancólico.

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